Cantos y oraciones por la paz
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ORACIONES CONTRA LA BARBARIE, EL ODIO Y LA VIOLENCIA


Origen: Contexto histórico

ACONTECIMIENTOS QUE CAMBIAN EL DESTINO DEL MUNDO: Primera Guerra Mundial: 1914-1918. Más de 8 millones de muertos, unos 10 millones de heridos mutilados y más de 6 millones de inválidos. Segunda Guerra Mundial: 1939-1945. Más de 60 millones de muertos y otros 60 millones entre mutilados, inválidos, desaparecidos…

En los años anteriores a la Primera Guerra Mundial corren por Europa aires de odio entre algunas naciones. Se dan frecuentes ataques prebélicos, tanto verbales como físicos, especialmente en zonas fronterizas, por ello el Papa Pío XII hace una llamada a todos los cristianos a que oren por la paz. Francia, por su situación geográfica y política, se encontraba inmersa en esta situación prebélica. Un humilde sacerdote y periodista católico de Normandía, Esiher Suquerel, comenzó a publicar pequeñas oraciones por la paz compuestas por comunidades cristianas francesas. En 1912 publica una bella oración de autor anónimo con el título de Invocación al Sagrado Corazón que posteriormente será conocida mundialmente como Oración de San Francisco, pero que según los estudiosos es del propio Suquerel.

Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial esta oración será rezada en todos los bandos y servirá de bálsamo espiritual para muchos combatientes de todas las creencias. No solo los católicos, sino que también los anglicanos y protestantes, toman esta oración como bandera para erradicar los profundos odios dejados por las terribles guerras. Incluso, muchos de los que presumían de ateos, que solo en la venganza creían que iban a encontrar el consuelo, ante la realidad de la vida, encontraron también en esta oración paz para sus almas. De ella se han realizado diversas versiones tanto recitadas como cantadas. Se dice que es la oración más conocida en todo el mundo. Ha sido utilizada en algunas Sesiones de las Naciones Unidas; Teresa de Calcuta la promovió entre la cultura hindú donde sigue siendo muy rezada; fue una de las oraciones que se eligieron para el funeral de la princesa Diana de Gales…


Señor, haz de mi un instrumento de tu paz. (1912)

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:

  • Donde haya odio, que yo ponga el amor.
  • Donde. haya ofensa, que yo ponga el perdón.
  • Donde haya discordia, que yo ponga la unión.
  • Donde haya error, que yo ponga la verdad.
  • Donde haya duda, que yo ponga la fe.
  • Donde haya desesperación, que yo ponga la esperanza.
  • Donde haya tinieblas, que yo ponga la luz.
  • Donde haya tristeza, que yo ponga alegría.

Oh Señor, que yo no busque tanto

  • ser consolado, cuanto consolar;
  • ser comprendido, cuanto comprender;
  • ser amado, cuanto amar.

Porque:

  • es dándose como se recibe,
  • es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
  • es perdonando, como se es perdonado,
  • y es muriendo como se resucita a la vida eterna.

Cántico de las criaturas

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas don las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.

A Ti solo Altísimo, corresponden
y ningún hombre es digno de hacer de Ti mención.

Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
el cual es día y por el cual nos alumbras.

Y él es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Loado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas.

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche,
y él es bello y alegre y robusto y fuerte.

Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Loado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y soportan enfermedad y tribulación.

Bienaventurados aquellos que las soporten en paz,
porque de Ti, Altísimo, coronados serán.

Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!
Bienaventurados aquellos aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal.

Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.
San Francisco de Asís (1224)


Tanto por agradecer

Es maravilloso Señor, tener mis brazos perfectos,
cuando hay tantos mutilados,
mis ojos perfectos, cuando tantos no tienen luz,
mi voz canta, cuando otras mendigan.

Es maravilloso Señor, volver a casa,
cuando tantos no tienen dónde ir.

Es bueno sonreír, amar, soñar, vivir,
Cuando hay tantos que odian, lloran y mueren
sin haber vivido la vida.

Es maravilloso Señor, tener un Dios para creer,
cuando tantos no poseen una creencia.

Es maravilloso, sobre todo,
tener tan poco que pedir
y tanto para agradecer.
Antigua oración del hinduismo, India


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Oración a Manitu

¡Oh, Gran Espíritu!,
cuya voz oigo en el viento
y cuyo aliento da la vida a todo el mundo,

¡Escúchame! Soy pequeño y débil.
Necesito tu fortaleza y sabiduría
Permíteme caminar en la belleza
y que mis ojos siempre perciban el crepúsculo.

Haz que mis manos respeten
las cosas que has creado
y que mis oídos puedan oír tu voz.

Hazme sabio
para que pueda entender lo que has enseñado a mi gente.
Permíteme aprender las lecciones
que tienes ocultas en cada hoja y en cada roca

Busco fuerza,
no para ser mejor que mi hermano,
sino para combatir a mi peor enemigo: yo mismo.

Hazme siempre listo para ir hacia ti
con manos limpias y mirada firme.
Para que cuando la vida se apague,
como se apaga el crepúsculo,
mi espíritu pueda ir a ti sin avergonzarse.
Oración de los indios sioux, América


Dios habla por la Naturaleza

Un hombre susurró: ¡Dios, habla conmigo!
Y un ruiseñor comenzó a cantar…
Pero el hombre no oyó.

Entonces el hombre repitió:
¡Dios, habla conmigo!
Y el eco de un trueno, se oyó…

Mas el hombre fue incapaz de oír.
El hombre miró en derredor y dijo:
¡Dios, déjame verte!
Y una estrella brilló en el cielo…
Pero el hombre no la vio.

El hombre comenzó a gritar:
¡Dios, muéstrame un milagro!
Y un niño nació…
Mas el hombre no sintió el latir de la vida

Entonces el hombre comenzó
a llorar y a desesperarse:
¡Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo!
Y una mariposa se posó suavemente en su hombro…

El hombre espantó la mariposa con la mano,
y, desilusionado,
continuó su camino triste, sólo y con miedo.
Canto indígena cherokee, América
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