

Respeto. El respeto es la base de toda convivencia en sociedad. Según el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) es sinónimo de acatamiento, miramiento, consideración o deferencia.
El concepto respeto siempre va unido a “los demás”. Significa que aceptar que la propia libertad tiene su límite allí donde empieza la de los otros. Las leyes y reglamentos establecen las reglas básicas de aquello que se debe respetar para alcanzar una buena convivencia.
El respeto también es una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, su experiencia o valor como personas.
Es fundamental, aunque no a veces cueste comprenderlo, el mostrar una actitud respetuosa hacia otras personas, otras costumbres, otras religiones, otras culturas…, por extrañas que puedan parecer.
Las bases fundamentales para la convivencia son respeto y empatía (ponerse en lugar del otro). Si no damos respeto incrementamos el riesgo de no ser nosotros respetados. No podemos imponer nuestras formas de pensar o de vivir, nuestra cultura o nuestra religión. Es nuestro deber aprender y esforzarnos por respetar a los que no piensan o viven como nosotros. Si nos ponemos en lugar de un chino o de un esquimal comprenderemos por qué son y viven así y lo raros que podemos parecerles nosotros y nuestras costumbres.
Educación. Leemos en el DRAE que educación es la Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes.
Y educar es desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos (normas), ejercicios, ejemplos, etc. En definitiva, educar es desarrollar las facultades intelectuales y morales y las aptitudes de una persona joven o adulta, para lograr su perfecta formación.
Es importante señalar que la educación no es un tema exclusivo de la escuela, el instituto o la universidad. Se educa todos los días y en todo momento. En casa, en la calle, en un restaurante…, pero, sin lugar a dudas, el foco educativo más importante es la propia casa. Desde pequeño el ser humano absorbe como una esponja todo lo que tiene alrededor. Por eso el buen ejemplo debe ser una constante en nuestra vida.
Sentido común. El sentido común es la facultad para dirimir o analizar cómo actuar ante determinadas situaciones, tratando de hacerlo lo mejor posible para ese determinado momento.
El sentido común es vital para actuar de forma correcta en cada momento de la vida, sea en el trabajo, con los amigos o en casa. No es materia que se pueda aprender fácilmente. Se adquiere por la propia experiencia, analizando las consecuencias positivas o negativas de nuestros actos, o reflexionando sobre las consecuencias de los actos realizados por otros.
El sentido común no es algo que se encuentre en los libros. Los libros de autoayuda hablan de las experiencias de otros y de cómo han reaccionado ante diversos problemas, pero al final cada persona ha de decidir de forma individual cual ha de ser su comportamiento. Los libros hablan de las terribles consecuencias del consumo de drogas, pero es el chico o la chica quienes optan por decir sí o no a su ingesta.
Difícilmente nadie puede decir a nadie cómo actuar ante situaciones imprevistas. Son la experiencia y el ingenio, quienes más ayuda pueden aportar para solventar airosamente las dificultades que se nos presenten.
El sentido común es un rápido análisis que necesita una respuesta. Hay que delimitar primero el problema analizando datos, vertientes y posibilidades de actuación para después pensar las consecuencias que cada opción lleve aparejada. La que consideremos más correcta, es aquella que debemos aplicar.
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